Antígenos para una futura vacuna contra la peste porcina
Invsetigadores del del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca han empleado la metodología de los arrays –un chip de proteínas en formato de alta densidad, que permite el estudio masivo (o a gran escala) de interacciones proteínaproteína con los que trabaja el investigador Manuel Fuentes en el CIC–, una técnica procedente de Estados Unidos.
En la actualidad, el laboratorio de este experto es el único de España que maneja estos avanzados chips que permiten estudiar la interacción de unas proteínas con otras o con otras moléculas, según ha explicado a DiCYT.
Aunque habitualmente esta metodología se enfoca a la salud humana, en este caso se ha empleado para encontrar proteínas de interés en la saliva de la garrapata de la especie africana Ornithodoros moubata. Cuando una garrapata pica al hospedador (el cerdo, en este caso) emplea proteínas presentes en su saliva que tienen propiedades antihemostáticas, antiinflamatorias e immunosupresoras cuyo objetivo es anular las respuestas defensivas del hospedador.
De esta forma, el parásito se puede alimentar de la sangre de los cerdos, pero también le transmite el virus de la peste porcina y bacterias relacionadas con otras enfermedades. Hallar estas proteínas clave puede servir para utilizarlas como antígenos en una vacuna que haga reaccionar al sistema inmune del animal si se produce la picadura.
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