Enfriamiento eficiente de vacas lecheras en condiciones de calor

El estrés por calor es costoso para los productores de leche y estos costes aparecen de muchas formas. Cuando las vacas tienen calor reducen su consumo de materia seca, lo que causa, en parte, la disminución de la producción láctea. En verano, la fertilidad también se reduce y la incidencia de lesiones de pezuñas aumenta. El estrés por calor puede estar vinculado a la cojera porque las vacas pasan más tiempo de pie en lugar de acostarse cuando hace calor.

Cuando el ganadero se da cuenta de que la producción láctea o la tasa de concepción es menor, las vacas ya tienen problemas para hacer frente al calor. Antes de que esto ocurra, se pueden buscar signos de que los animales necesitan ayuda para enfriarse. En esta investigación de la Universidad de California, se ha buscado la manera de mantener a las vacas cómodas cuando el tiempo es caluroso. Esto incluye cómo percibir los signos de estrés por calor, y cuándo y cómo intervenir para paliarlo.

Reconocimiento del estrés por calor

Una tasa de respiración de más de 80 respiraciones por minuto o más de una de cada 20 vacas con jadeo puede indicar que es necesario intervenir para evitar problemas más graves. La tasa de respiración y el jadeo son fáciles de medir sin necesitad de una tecnología cara.

Las vacas que jadean respiran con la boca abierta, tienen la lengua fuera o babean. Se puede estimar el porcentaje del grupo de alta producción que está jadeando contando el número de vacas que muestran estos signos cada 30 minutos durante la parte más cálida del día. El registro de las tasas de respiración lleva más tiempo, pero solo es preciso comprobarlo cada 90 minutos para obtener medidas precisas para una submuestra de 15 vacas.

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