Lavar el pollo aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria

Es una escena que se repite en todos y cada uno de los hogares e incluso en las cocinas más sofisticadas. Antes de cocinar un pollo, siempre se pasa bajo el grifo para posteriormente introducirlo en el horno o freírlo en la sartén. Lejos de constituir una excelente medida de prevención para incrementar los niveles de seguridad a la hora de sentarse a la mesa, lavar los productos avícolas antes de tratarlos representa un auténtico riesgo para la salud.

Según la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (Food Standards Agency, FSA), lavar el pollo el pollo antes de cocinarlo entraña el riesgo de extender la bacteria campylobacter en manos, superficies, ropa y equipamiento de cocina al salpicar el agua.

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