Los dueños de animales de compañía se encuentran ante un compromiso y una responsabilidad cuando llegan las vacaciones: cuidar a su mascota durante los meses que se esté fuera de casa.
El abandono nunca es una opción, por lo que, o te lo llevas contigo de viaje o lo dejas al cuidado de una persona de confianza o en una residencia especializada para estos animales.
Para aquellos que eligen llevárselos de viaje deben saber que alrededor de 2.300 hoteles de España y Andorra admiten animales de compañía. La planificación es importante a la hora de viajar con animales. Los dueños tienen que cerciorarse antes de partir si el animal se encuentra en buena salud y si el hecho de trasladarle al lugar destinado para pasar las vacaciones le reportará algún problema o inconveniente.
Hay que prever cómo viajar, hacer las reservas con suficiente antelación e indicar en todo momento que irá con un animal de compañía. Así se consigue evitar la incertidumbre y las sorpresas de última hora. Viajar en automóvil es lo más cómodo para los animales, ya que se puede parar para que paseen o para que hagan sus necesidades. Se debe tener en cuenta que, si no han hecho ningún trayecto largo, se les debe acostumbrar primero con trayectos cortos para que vayan asimilando, poco a poco, lo que es el coche, los ruidos y los demás vehículos que circulan alrededor.
Los gatos y perros pequeños es preferible que vayan acomodados en cestas o jaulas especiales para que, si se ponen nerviosos, no sean ningún estorbo para el conductor y sus ocupantes, evitando así que se pueda producir algún accidente. La cesta deberá situarse en una posición elevada para que los animales sufran el menor impacto del traqueteo y eviten de esta manera marearse.
Los perros grandes también deben ir sujetos. Lo mejor es que vayan en la parte trasera de un coche familiar, separados del resto de los ocupantes por una rejilla o un armazón extensible. En los demás coches hay que colocarlos en el asiento trasero, sentado detrás del copiloto, y sujetos con una correa. Tráfico prohíbe que vayan sueltos tanto en los asientos traseros como en los delanteros.
Durante el trayecto, impida que su animal saque la cabeza por la ventanilla del vehículo. Puede causarle otitis o conjuntivitis. Si tiene que dejar al animal en el coche por cualquier circunstancia, aparque a la sombra y deje las ventanillas un poco abiertas, asegurando que la abertura no le permita sacar, ni trabar, la cabeza.
Durante el trayecto hay que detenerse cada dos o tres horas para que pueda estirar las patas, beber y hacer sus necesidades. Antes de abrir la puerta colóquele el collar para impedir que salga corriendo. No le deje nunca en el maletero del coche, ya que los perros y gatos suelen padecer claustrofobia. No le deje en el coche si prevé que la temperatura puede ser superior a treinta grados, ya que puede sufrir un golpe de calor que en ocasiones resulta mortal.
Si el transporte elegido es el avión, sólo los perros de menos de seis kilogramos están permitidos como equipaje de mano, eso sí, deben ir en su jaula o cesta correspondiente. Si su animal supera ese peso, irá en la bodega del avión y deberá entregarlo tres horas antes de la salida del vuelo como norma general.
En tren, se suelen admitir animales de menos de seis kilogramos como equipaje de mano y con más peso en los compartimentos de equipaje. Por otra parte, en autocar pocas compañías dejan ir a animales. Sólo alguna de largo recorrido permite el transporte de éstos en el compartimento de equipajes.
En toda España existen «casas de acogida» para mascotas durante los meses de verano, e incluso algunas funcionan durante todo el año. El incremento de animales en estas residencias durante el periodo estival es muy elevado y, sus jaulas, especialmente acondicionadas para los animales, ya sean gatos o perros, cuelgan el cartel de completo en muchos periodos vacacionales.
Los precios por cuidar de las mascotas durante un día oscilan entre los siete euros, con comida, mantenimiento, limpieza y veterinario 24 horas, hasta los diez euros con un servicio mucho más completo; paseo diario, peluquería…
los propietarios de residencias felinas, señalan que durante el mes de agosto «estan mucho más llenas que otros meses. Los propietarios no quieren correr el riesgo de llevarse a sus mascotas de vacaciones y los dejan a nuestro cuidado».
Las residencias caninas, por su parte, son mucho más abundantes, aunque la opinión generalizada es que se debe mejorar en infraestructuras para los animales.